Sí, quiero
Unos duermen, otros escuchan música, algunos se han decantado por ver la película de turno, y algunos otros clavamos nuestra mirada en el paisaje mientras dejamos atrás nuestra ciudad de origen y nos dirigimos a 250 km por hora a nuestro nuevo destino: Pamplona. Sí, estoy en el tren porque este fin de semana lo he pasado en casa con mi familia, ya que mis padres celebraban su vigésimo noveno aniversario de bodas.
Mientras dejo atrás mi hogar, me dispongo a escribir mi nueva redacción. El tema no podría ser más oportuno, no me podría apetecer más hablar de otra cosa después de esta dosis renovadora que llevo encima. Así que cojo con mucha ilusión mi nuevo proyecto literario, queriendo decir demasiadas cosas y con temor a no saber ordenarlas para poder expresar bien todo lo que siento. Sí, correcto otra vez. La familia.
El día que escribí mi autobiografía me dejé un punto muy importante que decir. Mi mayor vocación en esta vida es la familia y todo lo que ella conlleva: el amor, el respeto, la responsabilidad, el sacrificio, la confianza...Cuando llevo muchas horas de estudio y mi cabeza está saturada y me está pidiendo a gritos un parón, me adentro en mi mundo de fantasía imaginándome a mis renacuajos, mi marido, mi hogar. Porque desde que tengo uso de razón sabía que quería formar una familia, compartir mi vida con esa persona con la que poder educar a nuestros hijos y transmitirles nuestros valores. Pero como dice siempre mi sabia madre: todo llegará, cada cosa a su debido tiempo. De nuevo sí, ese momento llegará, lo espero, lo deseo.
La familia lo es todo para mí. Es mi punto de apoyo y espero que sea mi futuro y la base sobre la cual construir las demás cosas. Saber que hagas lo que hagas y pase lo que pase, tu familia no te va a abandonar, siempre te van a ayudar y aconsejar porque más que nadie ellos desean lo mejor para ti. Me siento segura con mi familia, y sólo deseo poder transmitir lo mismo en un futuro, crear una familia fuerte y unida.
Por todo esto, soy de esas personas que esperan con más ansia la navidad que el verano, que pone villancicos cuando está llegando el gran momento, que cuenta los días para poner el árbol y el belén, y que cuando oye estas canciones su mente y su corazón corren en los recuerdos... Me viene a la mente el frio, la nieve, la decoración navideña, la emoción de los más pequeños, la cabalgata de reyes, los centros comerciales abarrotados de recados de última hora. Recuerdos familiares, de actos de amor y bondad. Porque la Navidad no es otra cosa que una fiesta para la familia, rememorando el nacimiento de Jesús en Belén. Ya casi lo siento, me ha entrado demasiado nostalgia, así que cojo mi móvil y voy a la carpeta Navidad (sí, tengo una carpeta de música navideña) y la elegida ha sido “Have yourself a merry little Christmas” de Frank Sinatra, perfecta para evadirme en la ternura de estar con los que más quiero en este mundo y la felicidad que me da esa calidez. Veintinueve años impartiendo lecciones magistrales de amor incondicional. Sois mis ídolos y mi mayor aspiración. Gracias, papá y mamá.
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